TIERRA TERRIBLAS por Jesús Cancer Campo

Acudí a la llamada del amigo José Ángel con el especial y felicísimo motivo del alumbramiento de su último libro "Tierra Terriblas". Amable y solícito me atendió y firmó un ejemplar, y, ciertamente, que he disfrutado de esas comunes tierras literarias y comprendido sus acertados contenidos.
Tras recorrer pausadamente sus cinco caminos he teñido mis botas con el sabio polvo de esos senderos, queriendo no regresar nunca a Ciudad Niebla; permaneciendo, de por vida, gozando las laderas de Puerto Valdorno, sirviendo el café a los redactores del Diario de Las Terriblas, empapado de la sabiduría, la humanidad y la mirada acolchada de Román Ledo, que ha convencido al recién llegado Mingote para que le ilustre sus jugosas ocurrencias literarias.
Este pequeño-gran libro es un regalazo que nos ofrece José Ángel. Desde el punto de vista literario es una gozada tal y como lo ha ido construyendo, dando la talla en todo momento, desde el Prefacio hasta las cuerdas de la guitarra de Neil Young. He oído que José Antonio, ufano a tu costa, ya ha repartido varias carretadas de "Tierra Terriblas" allí donde está.
Podría decir muchas cosas más sobre tu libro, amigo, mas solo añadiré: que he disfrutado un montón con su lectura y que voy a volver a leerlo. Gracias, agriescritor, por tener un corazón de oro y un almendro azul repleto de buenas letras.

Jesús Cancer Campo

Tierra Terriblas por Mª Dolores Tolosa


Acabo de leer tu libro y he disfrutado mucho con su lectura, me parece una pequeña joya. Haces alusión en la primera cita a Eduardo Mendoza, este autor me recuerda al humor de Groucho, que es uno de mis favoritos junto al Forges, pero el exceso de absurdos en Mendoza me llega a cansar; sin embargo tus figuras surrealistas e irónicas son un bálsamo para el espíritu. Estoy de acuerdo con las citas de J.A.Román Ledo. Algún día nos encontraremos en Tierra Terriblas porque allá iremos a parar antes o después los agriescritores, los letraheridos, los verbicompulsos y los curriletrantes, con más o menos fortuna o donaire.
Enhorabuena por este trabajo.

Mª Dolores Tolosa

HERALDO DE ARAGÓN― ARTES & LETRAS (26 de abril de 2012) NARRATIVA


Tierra Terriblas. José Ángel Monteagudo.
Editorial Certeza, colección Cantela.
Zaragoza, 2012, 110 páginas.

Con ocasión del reciente Día del Libro, la editorial Certeza―Río Piedras ha publicado dos nuevos títulos, uno de la colección “Cantela”, y el otro de la reciente colección “Mandoble”. El primero es obra de José Ángel Monteagudo […].
A los cinco años de la muerte de un gran escritor, José Antonio Román Ledo, que dejó profunda huella entre sus colegas, otro letraherido que va por su misma senda, José Ángel Monteagudo, ha presentado “Tierra Terriblas”, un texto plural que pasea nuestros pensamientos, nuestros miedos y nuestras reflexiones por los surcos de la imaginación. Su lectura contiene peligrosas dosis de humanismo y reflexión que requieren una mente despierta y un corazón abierto para integrarlas.
No es un libro para entretener, no cuenta historias truculentas, ni desarrolla intrigas espectaculares. Destaca la sutileza del espíritu, la capacidad de sorpresa, la magia de la palabra y de la sugerencia. Es un libro para las ocasiones que permiten llegar al fondo de las cosas, de su significado, de su compleja simplicidad. “En cualquier recodo de estas páginas nos aguardan geniales sorpresas a las que han dado forma las palabras creando escenarios de evasión que despiertan la magia de lo imposible”, dice el autor.
Los cuatro caminos para alcanzar el sentido de lo absoluto confluyen en el sendero que va de la Ciudad Niebla a Puerto Valdorno, emblemáticos destinos para quien aspira a un disfrute de la literatura de gran calado, aquella que da espacio al humor inteligente, a la referencia erudita, al gozo vital. Con sugerentes ilustraciones de Javier Tramullas.

Francisco Javier Aguirre

SORPRESA EN TIERRA LITERARIA


SORPRESA EN TIERRA LITERARIA

Ayer leí una joya, un soplo de libertad, en este mundo de tendencia estúpida y asqueante que hemos creado. ¿Dónde están los verdaderos altavoces sociales, esos lectores que recomiendan los libros especiales y esos libreros que recomiendan los libros necesarios y trascendentes, esas pequeñas joyas que reavivan el placer por leer? Que este “Tierra Terriblas” no esté recomendado en todas las librerías decentes me parece un despropósito.
“Tierra Terriblas” es todo un descubrimiento literario actual, un libro raro y divertido, tendente a reflexionar. Un libro que hace referencias a la erudición, al sabor de los clásicos que nombra y trufa en su narrativa (Dante, Bretón, Wilde, Julio Cortazar), al recuerdo ―y homenaje― de grandes autores literarios del ámbito aragonés (Román Ledo, Vázquez Prada, Félix Romeo, Sergio Algora, Ignacio Prat), y sobre todo a esas músicas que suenan en sus entrañas y que ponen la banda sonora a esta magnífica Tierra sin complejos (Tchaykowski, Neil Young, Bob Dylan, Dr. Feelgoogd, Más Birras). No hay nada banal en sus páginas, todo tiene su razón de ser y el que no lo crea que se lea otra vez el libro que no lo ha comprendido (y de paso “Metamorfosis” en la pág. 78).

Me estremece “Faro” o “El hombre de los jirones” por sus imágenes; la reflexión sobre el egoísmo actual de “Papiroflexia”; la sorpresa de “Grafología” o “Requerido”; el sentido y valor de la vida de “Identidad”, “La triste verdad…” o “Pequeño Dictador”; la crítica sobre el mundo literario de “El circo literario”,  “Intruso” o “El escritor efímero”; y la genialidad de “Litteraemaquia”, “Exorcismo”, “Canalla mañana” o “Adiós, Puerto Valdorno”.

Ojo, no es un libro fácil a la hora de abordarlo. Si alguien pretende encontrarse entre sus páginas una narración al uso nadará lejos de la realidad. La falta de linealidad hace que el lector vaya a saltos por las entrañas de esta Tierra Terriblas, incluso parezca en determinadas situaciones que no haya conexión entre las sucesivas historias pero, precisamente, ese es el meollo del libro; intentar dar una nueva dimensión a las palabras y a esta tierra literaria, trazar algo ¿nuevo? a la hora de escribir una historia aunque a veces puede que no se consiga o algunos lectores no encuentren el camino esperado para seguir las historias que el autor nos cuenta a su manera. Este es para mí la revelación, uno de los 10 mejores libros del año en el ámbito aragonés narrativo de este primer semestre de 2012, merecedor, sin duda, de una lectura imprescindible. Conjuga humor, erudición, reflexión y brillantez literaria en sus determinados tramos, cosas que cada vez faltan más en la narrativa española actual. Literatura al alcance de pocos autores ―en comparación con los libros estúpidos y banales que pueblan los centros comerciales y algunas librerías― pero sí de José Ángel Monteagudo, ¡cuántos “Tierras Terriblas” nos harían falta en la literatura española actual! Pero de momento disfrutemos de este. Enhorabuena al autor por hacernos disfrutar y al mismo  tiempo reflexionar.

Ángel Lozano Gari
(Profesor de lengua y literatura)

"EN TIERRA EXTRAÑA"

por José Luis Gracia Mosteo
(Escritor y crítico literario)


Existe un fenómeno que no se ha estudiado suficientemente en la literatura. Se trata del magisterio de los escritores, la tradición invocada de algunos poetas y novelistas señalando las fuentes donde bebieron y de las que se abastece su hígado, ese órgano sagrado para los antiguos egipcios como lo es el corazón para nosotros. Luis García Montero, por ejemplo, le debe no poco a Rafael Alberti; e igualmente Rubén Darío, a Verlaine; y T. S. Eliot, a Jules Laforgue; y Shakespeare, a Miguel de Cervantes… Sí, ha leído bien el lector: Shakespeare a Cervantes… Ese era el artículo que preparaba para Barataria cuando el correo me trajo Tierra Terriblas de José Ángel Monteagudo, la última entrega de la colección Cantela que coordina Javier Aguirre y edita Certeza, un libro raro, excéntrico, misceláneo, posmoderno y si duda alguna romanledeano, porque su autor no duda en invocar el espíritu presente, aunque desaparecido, de José Antonio Román Ledo; no vacila en homenajear a aquel escritor surrealista y secreto que, en la línea de Buñuel y Goya en sus pintura negras, bajó a los pliegues del subconsciente y subió al empíreo del absurdo para desvelarnos lo que somos, o sea, sombras chinescas, reflejos en la caverna platónica, realidades que se deshacen.
Tierra Terriblas es un divertido ensueño pergeñado en 111 páginas que huye de la pesadilla que nos rodea, esa tierra hoy llamada Crisis, ayer, progreso, para construir otra como en su momento hicieron Juan Rulfo con Comala, Faulkner con Yoknapatawpha o García Márquez con Macondo; una geografía literaria con sus puntos cardinales, sus costumbres insólitas, sus personajes delirantes y sus certezas y dilemas; un nowhere que nos recuerda un poquito el Quimpabán de Román Ledo o el Nagoragorana de Javier Aguirre, aunque sin adeudarles nada pues Monteagudo renuncia al surrealismo de Román o el sarcasmo de Aguirre, para usar un humor cordial y entrañable donde los fantasmas de Vázquez Prada, Pío Baroja, Bob Dylan, Román Ledo e incluso Mosteone deambulan por los caminos de un mundo de papel e ironía arrastrado sus bolas de hierro y filosofando en zapatillas sobre la vida y su espejo cóncavo, la literatura.
De esta forma, cuando abrimos el libro entramos en un mapa ensoñado donde no falta la emisora de radio, el café (Puerto Valdorno), su periódico (Diario de las Terriblas), la música (el rock and roll), su circo literario y hasta sus corridas no precisamente de toros, pero tampoco de las otras, que no hace falta ser sicalíptico sino imaginativo; un plano, decía, lleno de trampantojos, simulaciones, pirados y farsantes, que el autor y sus personajes (los agriescritores) transitan y desenmascaran a golpe de disparate, paradoja y contrasentido; un mapa narrativo y conceptual pero también heterodoxo, sin trama ni argumento, dibujado en dobladillos que son compartimentos estancos como aquellos mapas de piratas en trozos; un libro delirante que es narración, ensayo e incluso a veces poesía.

Vuelvo al origen del artículo, el magisterio de algunos autores, cuando encuentro en el kilómetro o página 17 de esta tierra a Cervantes, Shakespeare y Román Ledo, escritores ajenos y enajenados a veces que aparentemente nada tienen entre sí, salvo que se leyeron (Borges hablaba de la influencia de un autor presente en uno pasado o cómo las lecturas de nuestros contemporáneos modifican las de los clásicos); vuelvo al artículo que preparaba cuando no me cabe la menor duda de que Cervantes nunca supo de Shakespeare, aunque tengo por cierto que el inglés sí leyó a Cervantes cuyo Quijote había sido traducido al inglés por Shelton en 1611, y vio cómo sus amigotes Fletcher y Ben Johnson lo leían. Tanto, que incluso escribió una obra titulada Cardenio, que estaba basada en un personaje de Don Quijote; una obra escrita a la limón (mandoble, diría alguien) entre él mismo, William Shakespeare, y su compadre Fletcher, pero hoy perdida, sobre la que Anthony Burgess y algunos estudiosos han escrito mucho. Es por eso que estoy también seguro de que Román Ledo leerá este libro.